viernes, 4 de mayo de 2012

worried

Llevo dos días durmiendo poco, como siempre, el tiempo me aprieta y tortura consiguiendo que falten horas en mi día para vivir siquiera parecido a como me gustaría. Esta mañana no es como las demás; aparte de porque tengo que madrugar, porque lo hago con desgana, miedo, y algo de tristeza. Tengo una hora para prepararme, y, en lugar de volverme a dormir, me levanto y comienzo a vivir. El tapón del estómago desaparece en el momento en que hago el terrible esfuerzo de cada mañana de tomar unas tostadas que no me entran ni empujando el esófago con fuerza hacia abajo con mis propias manos. El corazón cada vez me palpita con más fuerza. Sola siempre da más miedo. [...] Y, como restándole importancia, debo aguantar 2 días como si nada pasase, con un dolor que se multiplica con el temor a no tener unos de los tres pilares básicos de la vida, si por lo menos tuviese uno de ellos...
Una caída de la nube que espero sirva para aprender de una vez por todas que no se pueden, ni deben hacer ciertas tonterías.

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