sábado, 9 de noviembre de 2019

Las palmeras siempre ayudan

A veces la vida te arrastra, inevitablemente, a situaciones incontrolables, en las que no puedes evitar sentir una euforia recorriendo tus sienes; la sientes desde las puntas del cabello hasta las uñas de los dedos pequeños del pie, especialmente si tienes la suerte de tener pies de dinosaurio.
La euforia es, como todos los sentimientos que te hacen sentir feliz, una droga peligrosa. Cuando estás en modo euforia on, tu cuerpo quiere y necesita sentirse así. Porque ser feliz nos gusta a todos.
Cuando la euforia no depende solamente de ti, empieza el verdadero problema. Porque todo aquello que no depende totalmente de ti, es algo incontrolable, y, por tanto, peligroso para tu estabilidad emocional. Sólo se necesitan unos segundos para sentir que tu vida naufraga, que tu barco de repente está a la deriva, sin que puedas hacer absolutamente nada por evitarlo.
Por suerte, como siempre, mi mente saca conclusiones propias de ella, que me ayudan a coger de nuevo el timón y seguir mi camino. Y esa es la conclusión. Mi timón es mío y no voy a permitir que nadie me lo quite y empiece a mandarme al norte y al sur. Puede hacerlo, pero si de repente me encuentro en el medio del mar sin saber en donde estoy, no debo de agobiarme, porque tengo la tremenda suerte de saber hacia dónde voy. Yo soy la única dueña de mi estabilidad. Empújame, me voy a caer, pero me levantaré y seguiré luchando. Con aún más fuerza que ayer.
Si los pajarillos cantaran las canciones que guardo en el corazón, este mundo sería más real, menos ruin, más valiente, y más lleno de amor real.
Si pudiera, y sirviese de algo, me lo sacaría con mis propias manos, si es que con ese acto los demás pudiesen escuchar ese canto...
Y lo demás, que venga si tiene que venir, y que se vaya si ese es mi amargo sino. Yo también tengo miedos, quién no los tiene...

jueves, 18 de agosto de 2016

Introspección

De donde la nada se vació, colmábase una nueva gloria. No daba crédito a lo que sentía; el absurdo sentido de las respuestas dio pie a la cuestión de la pura, simple y limpia pregunta. Conoció, quizás y simplemente, aquello que debía. Adentró sus pies muy profundamente en la tierra del pensamiento. Y ahí está, descalza y sumergida con una sensación de humedad y temperatura óptima; pero aún no cómoda del todo...Según lo que nos enseñaron, uno no debe de ir descalzo por la vida, y en la tierra hay cacas, y puede haber cristales que nos corten. Necesito cortarme! Déjame, por favor te lo ruego, cortarme; pues necesito que duela para sanarme. Necesito andar con mis propios pies y sentir que paso firme tras paso firme comienzo a levitar...

Y levito porque quiero, simplemente por que es lo que estoy deseando en este mismo instante. Por que empiezo a entender, que todo se trata de levitar. No sin antes haber vivido la experiencia del contacto absoluto con la tierra. Deja que llueva, deja que la lluvia empape mis entrañas y que por primera vez me guste. Deja que me sienta cómoda en contacto con lo no artificial. Déjame poder perdonar. Y amar de verdad con lo más profundo del corazón. Siempre hablé de entrañas y en este preciso instante comprendí porqué. Por que ahí es donde escondo todo lo que guardé cual hurraca, todo aquello que simplemente no asimilé, no quise digerir, no acepté...Ahí está. Y comienza a salir, y el cansancio desaparece y las nuevas sensaciones conllevan una influencia sobre mí misma imparable y sin marcha atrás. Ahora contemplar las estrellas es vivir el presente sin pensar tanto en lo que vendrá con ellas, sentarse sin tener nada que hacer ayuda a encontrar un tema de enriquecimiento, hoy la creatividad volvió a mí. Hoy me sentí un poco más libre y más cerca de tu verdad. Sí, te estoy hablando a ti.

Y pensar que simplemente observé un cuadro de Klimt sin realmente ser consciente de que lo estaba observando.  Pero suficiente para que se encendiese esa bombilla que ya tenía forma y diseño... Por primera vez tras año y medio por mí misma y sin ayuda de nada ni de nadie. Esta vez por mí y sólo para mí.

Una presente luchadora sin fin con ganas de salvar lo posible y lo imposible.

Te autoquiero

Yo

sábado, 14 de febrero de 2015

-Dime, ¿qué ves?

Veo un cielo oscuro. Cargado de estrellas, las cuales brillan como si alguien las hubiese pulido durante décadas incesantemente; cargadas de esperanza y ritmo acompasado cual tambor en una diana. Veo cómo sonríen, contentas de que por fin haya reparado en ellas; toda la vida ahí, encima mía, y yo sin dignarme a levantar la vista.
Cada estrella me envía tímidamente un coqueto mensaje. Qué mas da que te juzguen... Eres quién eres, y, si tú lo sabes, con eso basta y sobra, porque al final quien de verdad sea importante, llegará al fondo de tus entrañas y será capaz de comprenderte como tú misma lo haces. De qué sirve suspirar, si la vida te ofrece aire constantemente; no pidas más del que se te da.
Una de las bellas estrellas ha caído; justo estaba mirándola y, tan tímida como ninguna otra, ha decidido huir. Qué cobarde, pero qué bella imagen esa luz, disolviéndose en la nada del universo... Cinco segundos después de la desaparición, la estrella es inevitablemente olvidada, hay aún miles de ellas brillando, qué estampa tan sobrecogedora...
Mirar a las estrellas siempre incita a reflexionar sobre el sentido de la vida. Cuán ínfimas parecen, cuán enormes resultan ser...qué importantes nos creemos que somos, pero qué insignificantes resultan nuestras existencias. Ellas parecen conformadoras de una unidad, no obstante, se encuentran a miles, millones de kilómetros entre sí. Qué cerca nos encontramos unos de otros y qué lejanos nuestros corazones, castigados por la frialdad de la sociedad en la que nos hallamos inmersos. Qué bonito sería poder tocar un alma en sus entrañas más profundas, qué bonito podría llegar a ser fusionarse dos en uno. Las yemas comienzan a tocar levemente la superficie, para ir adentrándose en la carne hasta acabar penetrando los huesos y bailar al son del unísono.
Qué leve resulta a veces vivir, y qué pesado otras tantas. Qué suave y dulce el sabor de unos labios que piensan como los tuyos, pero qué desafío encontrarlos...
Veo el infinito. Veo todo, y veo nada. Pero ya no me asusta. Es tan precioso como este cielo estrellado que se despliega ante mis ojos. De repente, reparo en un punto que brilla tímidamente escondido entre aquellos cuyo resplandor es aún mayor. Y mis ojos se reflejan en él. Qué tonta yo, que no me había dado cuenta...de que las cosas menos evidentes son las más claras y concisas.

lunes, 2 de febrero de 2015

Deja de pincharme, por favor

Quizás un pozo. Oscuro y profundo. Te asomas, y la oscuridad se apodera de tus entrañas, te aspira hacia el interior con ímpetu y provoca cortes de digestión y complicaciones respiratorias. Todo no van bien, para qué vamos a engañarnos. En carne viva mis entrañas gritan de dolor. Porque anímicamente la vida es más que un vaivén, es un huracán, el tobogán más empinado de la historia. Porque duele. Y sigue doliendo. Y en esta soledad y retraimiento, no deja de doler.

miércoles, 21 de enero de 2015

go

Simplemente, venía cansada del camino; se podía contemplar en las facciones, en cada marca destensada de su tersa tez, en el color de sus ojeras tintadas de un claro beige que no ocultaba las desmesuradas bolsas marcadas que arrastraba. Como en una sopa de letras, las venas ordenaban letras formando palabras: sufrimiento, tesón, perseverancia o coraje. Coraje, porque no sólo había sido capaz de superar todas y cada una de las pruebas (con más o menos éxito, pero superadas) de ese largo viaje que tanto había durado y tan largo había sido. Una vez parada, llegada a su destino, sólo podía pensar en los buenos momentos y las amarguras llegaban a saber a dulce, aunque quizás más de bollería industrial que a buen dulce casero. Y descubrió de ese sabor una de las claves del misterio.
No podemos creer que los hechos no nos marcan. No tenemos derecho a pensar que nuestro caparazón es de acero... Ni a sonreír cada segundo de nuestra lorta vida. Hay que saber sufrir, porque si no lo hacemos conscientemente, lo va a hacer nuestro subconsciente, y no seremos capaces de manejarlo, por lo que la solución es mucho más complicada.
Ahora, en el final del camino (lineal) piensa que ya no hay más caminos que seguir, que ahora está por delante la selva y el camino más salvaje lo determina la ausencia de barreras; la dirección, eso es cosa de aves...
Pero no lo somos puesto que no tenemos alas físicas. Esto es mucho mejor, porque las alas no se ven pero pueden llegar hasta el pico más escarpado, simplemente deseándolo y agitándolas.
Si quieres tenerlo todo, simplemente no desees nada; de esa forma todo parecerá un regalo a agradecer y por el que sonreir. Si algo no te sale bien, ¡Grita! Sácalo cuanto antes de tu interior. Lucha por lo que quieres. Los luchadores siempre consiguen sus objetivos.
Nunca se aprende más que en los momentos de adversidad, tocar fondo significa tocar el alma para que esta se ensanche.
Después de recorrer el camino, giró levemente la cabeza en un ademán de mirar atrás...cuando, de repente, vinieron a su cabeza sus últimas paradas de vuelta, en las que había recordado cada una de sus aventuras sacando lustrosas conclusiones y aprendizajes. Y no titubeó; simplemente miró al frente y decidió adentrarse en la selva, ansiosa de nuevas aventuras.

viernes, 26 de diciembre de 2014

:(

Hoy he entendido que, por mucho que intentes luchar contra tu destino, va a ser el que tenga que ser; si te desvías o tomas decisiones equivocadas, no te preocupes, porque tarde o temprano aparecerán las suficientes adversidades para que dejes ese camino atrás y prosigas por el tuyo...
Aquí acaba una historia preciosa entre dos seres humanos que realmente congeniaban a la perfección, hoy estoy muy triste porque mi camino se separa del tuyo...espero que seas muy feliz con otra familia que pueda cuidarte. Te quiero Arya mía. Siempre te recordaré princesa.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Septiembre después de verano

Dicen que la vida está cargada de pruebas, pruebas que, como seres humanos que somos, debemos superar con el fin de crecer, hacernos mejores almas hasta lograr tener los conocimientos suficientes y el saber estar; entonces, y sólo entonces, la misión estará cumplida.
Hay por tanto pruebas y pruebas; unas nos hacen correr peligro, otras nos obligan a tomar decisiones, otras nos hacen sufrir...la mayoría de las veces las superamos. Pero hay otras en las que no. Cuando eso ocurre, las compuertas se cierran y uno no deja que las cosas fluyan, nos bloqueamos y nos encerramos en nuestra cueva interior, esa que realmente nadie ajeno conoce, solo uno mismo y que a veces ni eso. La cueva es oscura, y llena de eco. Cada palabra retumba con pesadumbre y se repite miles de veces; está tan herméticamente cerrada que el sonido nunca deja de retumbar, y uno empieza a volverse loco.
La oscuridad no nos deja ver la puerta que abre al Universo de la verdad, y día a día las barbas crecen y se va adquiriendo un aspecto de ermitaño; lo peor es que no solo es el aspecto, sino en el corazón azul que está teñido de negro; cuan imaginaria es la cueva y cuan oscura se proyecta.
Hoy en día la red muestra unas conexiones imaginarias que no son reales por la ausencia de la persona; en el caso de la cueva la realidad existe de la misma forma, es decir, de ninguna. No existe.
Vivimos en un mundo lleno de complejos e incluso la gente que huye de ellos se ve arrastrada y sufre de los de los demás. Vivimos en un mundo de sentimientos tan palpables que apabullan y erizan pieles. Se huele el miedo, el dolor, la inseguridad, el egoísmo. Se transmite amor y también paz. Pero sobre todo, se transmiten las olas. Las olas de locura. Una locura aparece en la mente de una persona pero posteriormente comienza a crecer y acaba llegando a cada rincón y danzando, rompiendo fuertemente cuando su fuerza se acaba. Para transformarse en otra ola. La mente necesita siempre buscar una pregunta. Pero no merece la pena multiplicarla de forma exponencial. El corazón que intenta mantenerse puro comienza a flaquear, Hasta él siente que sucumbe.
Pero como olvidar que las pruebas llevan tras de sí una enseñanza, Y es aquí donde se enciende la famosa bombilla, esa que llamamos idea y que, cual candelabro, nos trae la luz que nos muestra la puerta por la que por fin saldremos de la cueva. Como está establecido, las ideas se caracterizan por provenir de una entidad concreta, y como es mi cueva, es mi idea. Y esta idea...todos sabemos de dónde viene, para qué entrar en detalles.
Un esfuerzo sobrehumano en el que a veces nos vemos envueltos.