miércoles, 22 de junio de 2011
ver o no ver
No puedo dejar de pensar en que te deseo, te deseo pero a la vez mi alma está serena, en calma, y sin la necesidad de querer más de lo que se me ofrece por delante. Ambiciosa y exigente conmigo misma, los límites de mi felicidad son impuestos por mí y por nadie más, y sé perfectamente cuando hago algo bien, no tan bien, y mal. Educada de una forma que repercute de lleno en mi personalidad, lucho por moldearme poco a poco para conseguir de mí lo que busco, lo que ansio, a lo que aspiro... y mucho amor para el cuerpo, pero amor de ese bonito, de dar y no esperar recibir una mierda. Ojala más de uno lo viese como yo.
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